Venezuela en pie de guerra: Maduro se atrinchera frente a la amenaza de Estados Unidos
El régimen de Nicolás Maduro ha activado su maquinaria propagandística y militar bajo una consigna clara: “resistir al imperio”. Ante el despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe y la creciente presión judicial que lo acusa de liderar una de las mayores redes de cocaína del mundo bajo el esquema de narco-terrorismo, el chavismo ha declarado al país en estado de resistencia permanente.
El despliegue de los “frentes de batalla”
El pasado 11 de septiembre, Maduro ordenó el despliegue de 284 frentes militares, policiales y milicianos a lo largo del territorio venezolano. La justificación oficial: prepararse contra una “inminente invasión” por parte de Washington. En la narrativa bolivariana, cada plaza, cada carretera y cada cuartel se convierten en trincheras.
Los uniformados desfilan en actos oficiales mientras el discurso del poder repite una consigna gastada pero efectiva: “Patria o muerte”. Sin embargo, en las calles se siente otra realidad: hambre, inflación y un pueblo que se prepara para resistir no por convicción ideológica, sino por pura supervivencia.
Washington redobla la presión
Del otro lado, la administración Trump no baja el tono. El presidente estadounidense confirmó ataques contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico venezolano y endureció el cerco con la recompensa de 50 millones de dólares por Maduro.
El nuevo memorando presidencial lo señala como jefe de una red global de cocaína y mantiene abiertas varias causas por narco-terrorismo en cortes estadounidenses. Además, organizaciones criminales como el Tren de Aragua fueron designadas como terroristas, vinculando directamente a Caracas con estructuras del crimen transnacional.
La retórica de guerra
La confrontación no se libra solo en mares y expedientes, sino en los micrófonos.
Maduro acusa a EE.UU. de querer “aplastar a Venezuela con misiles y mentiras” y advierte que el pueblo se levantará en armas si el imperio cruza la línea.
Washington responde llamándolo “narco–dictador” y prometiendo usar todas las herramientas, militares y legales, para sacarlo del poder.
Cada palabra se convierte en pólvora, cada declaración en una chispa que enciende un ambiente ya cargado.
Conclusión
Venezuela está en pie de guerra, al menos en el discurso y en la preparación militar que exhibe el chavismo. Pero más allá de las arengas, la realidad desnuda un país exhausto, con millones de migrantes en el exilio y con la economía hecha pedazos.
El dilema es brutal: ¿está Venezuela realmente lista para resistir una confrontación directa con la mayor potencia militar del mundo, o el discurso bélico es solo un escudo de humo para proteger a un régimen cada vez más acorralado?