México: más impuestos, más deudas y menos respiro para los ciudadanos
El nuevo paquete fiscal que se perfila en México vuelve a confirmar una vieja realidad: cuando el gobierno necesita dinero, son los ciudadanos quienes terminan pagando la cuenta. Aumentos en impuestos, ajustes en contribuciones y un endeudamiento creciente pintan un panorama donde la clase trabajadora y las pequeñas empresas cargan con el peso de la recaudación.
La doble mordida: impuestos y deuda
Mientras Hacienda presume de una mayor captación tributaria, el país se adentra en un escenario de endeudamiento histórico. En términos simples: pagamos más al fisco, pero el gobierno sigue pidiendo prestado. La paradoja se vuelve evidente: ni los nuevos impuestos alcanzan para tapar los huecos financieros que deja la mala administración y el gasto público desbordado.
Ciudadanos al límite
El alza en los precios de servicios básicos, la gasolina y productos de consumo diario se convierte en una cadena invisible de impuestos indirectos. Cada familia mexicana siente cómo su poder adquisitivo se reduce mientras el discurso oficial insiste en que “la economía va bien”. La realidad en la calle es otra: sueldos estancados, inflación disfrazada y la sensación de que el esfuerzo ciudadano no se traduce en mejoras visibles.
El círculo vicioso
El riesgo es claro: un país que cobra más, gasta más y debe más. Las finanzas públicas se mantienen a flote a costa de la paciencia de los contribuyentes, quienes observan cómo cada peso extraído vía impuestos se desvanece entre burocracia, megaproyectos sin resultados y promesas políticas que nunca aterrizan.
En el horizonte, los analistas advierten que si no se rompe este ciclo, México seguirá atrapado en la fórmula del “más impuestos y más deuda”, hipotecando el futuro para sostener un presente que ni siquiera garantiza estabilidad.