Sheinbaum desafía a “El Mayo”: exige pruebas de los supuestos sobornos a políticos mexicanos
La política mexicana se sacude una vez más con las palabras de un capo. Desde un tribunal en Estados Unidos, Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los narcotraficantes más poderosos en la historia del país, lanzó una bomba: aseguró que entregó dinero a políticos, policías y militares mexicanos.
La presidenta Claudia Sheinbaum no dejó pasar la acusación y respondió con firmeza, en un tono que más pareció reto que simple declaración:
“¿A quién le daba dinero? Que lo digan, que lo prueben. Nosotros no vamos a permitir acusaciones sin sustento”.
Entre el rumor y la verdad incómoda
El juicio de “El Mayo” en Estados Unidos no solo exhibe la maquinaria del narcotráfico, también vuelve a abrir la herida más dolorosa de México: la sospecha de que el crimen organizado ha tocado las más altas esferas del poder político.
Sheinbaum, consciente del daño que estas palabras pueden provocar, exigió que las autoridades estadounidenses y el propio capo presenten nombres, fechas y pruebas, para no convertir al país en rehén de versiones sin sustento.
La sombra que persigue a la política mexicana
Las acusaciones de Zambada retumban en un país que, por décadas, ha convivido con historias de corrupción, complicidad y silencio. La sociedad mexicana carga con la sospecha permanente: ¿hasta dónde llegan los tentáculos del narcotráfico dentro de la política?
Sheinbaum intenta responder con firmeza, pero el eco de las palabras del capo sigue resonando. La credibilidad de las instituciones está nuevamente en juego.
Conclusión
El choque entre las declaraciones de un narcotraficante y la defensa del gobierno mexicano no es un episodio aislado: es el reflejo de una lucha histórica.
México se enfrenta a un dilema brutal: probar con hechos que la política puede estar limpia o aceptar que las palabras de “El Mayo” solo confirmaron lo que millones ya sospechan desde hace años.