Morena al límite: Sheinbaum entre presiones de EE. UU. y disputas internas

Cuando la mañana llega a lo alto del Palacio Nacional, el silencio es elocuente. Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, enfrenta un desafío que trasciende la diplomacia: sus propios aliados dentro de Morena están tensando tanto la cuerda, que el partido podría romperse por dentro.

Presión desde Washington

La tensión crece como una tormenta silenciosa. Donald Trump avanza con acciones concretas: designó a los cárteles como terroristas, impuso sanciones a bancos mexicanos e incluso planteó una posible intervención militar. Estas medidas han encendido alarmas en el gobierno de Sheinbaum, obligándola a maniobrar con cautela para no ceder soberanía pero sí evitar un colapso institucional.

El escenario interno no ayuda: la disputa entre lealtades —al obradorismo, a sí misma o intereses particulares— complica aún más su capacidad de liderar sin fracturas.

¿Crisis o oportunidad?

En julio, estalló el escándalo de Tabasco: se descubrió que el exsecretario de Seguridad del senador Adán Augusto López —figura clave del partido— estaba vinculado a una célula criminal. El silencio de López agravó la percepción de impunidad dentro de Morena. Sheinbaum, en un movimiento clave, no lo protegió por completo, mostrando que está dispuesta a limpiar el partido, aunque eso le cueste políticamente.

Esto ocurrió apenas semanas después de que líderes del partido fueron vistos en viajes de lujo alrededor del mundo, una escena que va en contracorriente de los principios austeros que Morena predica.

El riesgo de una fractura abierta

La gasolina ya está prendida. La oposición agita el escenario aprovechando las tensiones: figuras como Lilly Téllez piden apoyo extranjero y acusan a Sheinbaum—y a Morena—de proteger a los cárteles, lo cual ha sido calificado por el oficialismo como traición.

Morena está atrapada entre las exigencias internacionales y las ambiciones personales. Figuras como Monreal o López Beltrán siguen jugando sus propias cartas, y cada error corre el riesgo de encender un fuego que lleve a la ruptura.

Reflexión de En Contacto Noticias

La política no solo se mide con leyes o cifras; también con cohesión interna. Morena fue un partido forjado en la imagen de unidad y austeridad. Pero hoy, esa unidad está al borde de romperse. Para Sheinbaum, el verdadero reto no es solo mantener el país en pie, sino retener los hilos del partido que asumió con una promesa de cambio.

¿Morena se fractura? Tal vez no. Pero este es su momento definitorio: si se mantiene unida, será gracias a Sheinbaum. Si no, será recordada como la presidenta que vio cómo su propio partido se desmoronaba antes del siguiente gran reto electoral.