La noche en que Canelo perdió todo… menos la sonrisa
Saúl “Canelo” Álvarez llegó al Allegiant Stadium como el rey indiscutido de los supermedianos, con todos los cinturones en su cintura… y se fue con las manos vacías. El mexicano fue derrotado por decisión unánime ante Terence Crawford, quien subió de categoría y, de paso, le recordó al mundo que en el boxeo no hay intocables.
Las tarjetas fueron claras: 116-112, 115-113 y 115-113. Aplausos para Crawford, que se lleva todos los títulos; aplausos también para Canelo, que al menos se quedó con la humildad de aceptar la derrota sin buscar excusas.
Orgullo en la derrota
“Me siento muy orgulloso”, declaró Canelo después de perder sus cinturones. Y sí, hay que reconocerle el mérito: pocos campeones sonríen después de ser despojados de todo. Sus fans lo ovacionaron como siempre, porque en el corazón de los mexicanos sigue siendo “nuestro campeón”… aunque en el ring ya no lo sea.
Incluso Ryan García salió a defenderlo: “Eres una leyenda, gane o pierdas”. Y es cierto, leyenda es. Pero la historia de anoche quedará marcada como el día en que un estadounidense vino a Las Vegas y lo bajó del trono.
El futuro en duda
Ahora queda la incógnita: ¿revancha inmediata? ¿una gira de despedida? ¿o simplemente reconocer que los años pesan más que los cinturones? Lo cierto es que, con esta derrota, el boxeo mexicano se queda huérfano de un campeón absoluto.
Conclusión
La noche del 13 de septiembre no será recordada por otra defensa heroica, sino por el silencio incómodo al ver a Canelo sin fajos de oro en la cintura. Eso sí, si de algo sirve, México aprendió que hasta las leyendas necesitan levantarse… aunque sea después de un buen derechazo de realidad.